Crecimiento sin deuda y (casi) sin guardaditos

El presidente Andrés Manuel López Obrador se jactó del crecimiento económico de México, registrado al cierre del primer semestre del presente año.

Crecimos un dos por ciento, dijo, asegurando que nos estamos recuperando y avanzando. Y contrastó con otros países que registran descenso.

Esta es una muy buena noticia, enfatizó al final de su conferencia matutina. El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, aseguró, ese mismo día en horas de la tarde, que el 2% de crecimiento para este año es el piso. Es decir, se podría lograr una mayor tasa de crecimiento.

Los datos de crecimiento económico son positivos, en el contexto de la desaceleración que se vive a nivel internacional.

Aunque la tasa de crecimiento observada es mucho menor que las previsiones oficiales originales.

Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional revisó al alza el pronóstico de crecimiento económico de México para finales de este año. El organismo financiero multilateral prevé un crecimiento del 2,4% al cierre de 2022. El Tesoro, el pasado viernes, se alineó con el FMI, con una revisión a la baja de su previsión. Lo colocó en 2.4%.

Hacienda se vio obligada a modificar su pronóstico ante los altos niveles de inflación, el endurecimiento de la política monetaria del Banco de México y la pandemia del Covid-19 que no desaparece.

Para el Paquete Económico de este año se había previsto una tasa del 4,1%. Lo revisó a la baja en abril pasado y lo colocó en 3.4%.

Y para la proyección de las finanzas públicas utiliza un crecimiento del PIB del 2,4%, muy inferior al 4,1% original.

Independientemente del contexto internacional, que indudablemente impacta en el comportamiento económico nacional, lo cierto es que venimos de un insuficiente proceso de recuperación económica, posterior a la pandemia.

Y para el próximo año, las previsiones de crecimiento económico de México se han revisado a la baja.

Al final, es una buena noticia tener un crecimiento semestral del 2% y la expectativa de al menos una tasa de ese nivel para fin de año.

El Presidente de la República ha presumido que se ha mantenido una dinámica positiva de crecimiento, sin mayor endeudamiento.

El Balance Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, es decir, la deuda en su medida más amplia, se ubicaría en 48.8% del PBI, inferior al 51% estimado originalmente.

Además, el Jefe del Ejecutivo día tras día también destaca que se ha logrado mantener la estabilidad en las finanzas públicas. Sin embargo, poco se dice sobre el hecho de que se ha debido al uso de “guardias” que hicieron los anteriores gobiernos neoliberales.

Estos están prácticamente agotados. Este gobierno recibió fondos por 387 mil millones de pesos en 2018 y ahora son casi 69 mil millones de pesos. Además del uso de recursos fiduciarios, cuyos recursos fueron reasignados. Es cierto que el crecimiento es positivo, aunque no al nivel que podría tener México. También es cierto que no se ha endeudado, aunque se han gastado los recursos para contingencias. Y queda por ver si la recesión en los EE. UU. conducirá a una mayor desaceleración o incluso a una recesión en México.

vislumbres

¡AGUAS!.- El decreto presidencial que declara de interés público y seguridad nacional el agua en Monterrey establece que la Conagua tomará, previa negociación, el control temporal de las concesiones de agua, incluidas las de industriales y productores rurales, para dar prioridad al consumo humano.

Previamente, el Presidente de la República había pedido a los industriales reducir o detener su producción para ayudar a superar la crisis de escasez de agua.

Con el decreto publicado el viernes pasado, el gobierno mexicano, a través de la Conagua, podrá decidir cuándo es necesario tomar el control temporal de las concesiones de agua.

Si bien es claro que la industria es la que menos agua consume, además de que en esta coyuntura se han llevado a cabo medidas solidarias, todo indica que en algún momento será el gobierno quien decida quién y cuándo cierra el grifo del Agua.

Por ahora, la disposición gubernamental, que es temporal, pero con posibilidad de extenderla por más tiempo, genera incertidumbre para un importante sector productivo porque el gobierno podría disponer de toda el agua concesionada. Veremos.

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