Regreso al partido de estado
Aunque no lo reconozcan, Morena se ha convertido poco a poco en un partido de Estado, como lo fue el PRI en sus mejores momentos. López Obrador sabe que su gobierno y su 4T ya fracasaron, por lo que va a hacer todo lo posible para convertir a Morena en un partido de Estado que se mantendrá en el poder por varios sexenios.
Hasta 1988, las elecciones estuvieron totalmente controladas por el PRI-gobierno, el cual, además de controlar el aparato electoral, dio apoyo a sus candidatos para arrasar en las elecciones.
Cuando fui candidato priísta a diputado federal en 1988, con el apoyo del gobierno abrí 15 lecherías, repartí tarjetas de abastecimiento y resolví la mayoría de las demandas ciudadanas.
En la parte electoral, correspondía al partido designar, entre los jefes seccionales, a todos los funcionarios de las urnas, quienes al momento de la elección se convertían en representantes de Cuauhtémoc Cárdenas. El PRI también controlaba las credenciales de los votantes y tenía una reserva de 10.000 para cualquier emergencia, que decidí destruir.
Las seccionales del partido fueron las que levantaron la demanda ciudadana ya través de ellas se resolvió y así se consolidó la fuerza y la presencia del PRI. Partido y gobierno eran una sola pieza y derrotarlos era prácticamente imposible, ya que se recurría al fraude si era necesario, como sucedió en las elecciones presidenciales de 1988.
El partido-gobierno pudo ser derrotado porque la presión política y ciudadana obligó, a partir de 1988, a una reforma electoral que dio autonomía a los órganos electorales ya los partidos la posibilidad de competir. A veces se olvida que gracias a los cambios electorales, los partidos de oposición tenían recursos y espacios en los medios para poder competir con el partido-gobierno y se le quitaba el control de las elecciones.
En un análisis superficial, la reforma electoral propuesta por López Obrador es sin duda muy atractiva, pero de aprobarse consolidaría a Morena como un nuevo partido de Estado. En la última encuesta del diario El Financiero, el 82% de los encuestados apoyó reducir el número de Senadores y Diputados, el 71% que sean los ciudadanos quienes elijan a las autoridades electorales, el 68% eliminar el financiamiento público de los partidos y el 68% eliminar a los diputados federales de mayoría relativa.
De aprobarse la propuesta de López Obrador, el resultado sería debilitar la pluralidad que ha evitado la violencia política, convertir a las autoridades electorales en representantes del partido mayoritario y debilitar los partidos de oposición y la competencia política, ya que Morena, como partido-gobierno tendría el apoyo de esta para financiarse y ser el único interlocutor y gestor ante la ciudadanía.
La alternancia fue posible en el año 2000 gracias a las sucesivas reformas electorales a partir de 1988, de aprobarse la reforma propuesta por López Obrador se estaría regresando al partido estatal que existió por más de 70 años,
La reforma no se va a dar porque el gobierno y Morena no tienen mayoría calificada, pero urge lanzar una campaña para explicar las verdaderas intenciones de López Obrador y no solo ganar la votación en el Congreso, sino también revertir la opinión de la ciudadanía. .