La volatilidad de los mercados, la subida de los precios y la incertidumbre sobre los stocks de la nueva campaña marcan la agricultura y la alimentación mundial, a dos meses de la invasión rusa a Ucrania.

A dos meses de iniciada la guerra, se rompen los récords de precios de las materias primas, aunque con altibajos y mercados muy sensibles, mientras que la llegada de la primavera abre interrogantes sobre la producción de 2022.

En el campo español, las lluvias han mejorado las previsiones de cosecha que preocupaban por la sequía de principios de año, pero los costes de insumos como el gasóleo son problemáticos; en las importaciones, España intenta compensar el desfase de los envíos ucranianos con compras a EE.UU. o Brasil.

Pero las primeras estimaciones de la nueva campaña por parte de organismos como el International Grains Council (IGC) apuntan a un recorte de cereales, por el hueco dejado por Ucrania y por el clima adverso del hemisferio norte.

En el campo de la alimentación, hay advertencias como las del Banco Mundial sobre hambrunas y carencias nutricionales por el alto precio de los alimentos, especialmente en los países en vías de desarrollo, a causa del conflicto.

Ucrania es el principal productor mundial de girasoles y el cuarto exportador de maíz; Rusia ocupa el segundo lugar en girasol, trigo y cebada.

REGISTROS Y VOLATILIDAD

El maíz en los contratos de futuros registró a principios de esta semana los precios más altos de los últimos nueve años, pero la tendencia es de volatilidad y se vuelve ante cualquier información relacionada con el territorio ucraniano.

El secretario general de la asociación de comerciantes de cereales de Accoe, José Manuel Álvarez, explicó a Efe que el maíz "tocó techo" en un momento en el que a la guerra se suman las condiciones climáticas de EEUU. (líder en este cereal) y en otros países americanos negativos para las cosechas.

Sin embargo, después han subido y bajado, las tendencias cambian cada día y, por ejemplo, según Accoe, en el último mes los precios en España bajaron en el caso del trigo blando (1,49%), el maíz (3%) y la cebada ( 1,3%), aunque respecto a enero han subido un 25,6%, 32,67% y 26,4%, respectivamente.

Álvarez ha detallado que en España, que compra el 27% de sus importaciones de maíz y el 62% de girasol a Ucrania, el problema de abastecimiento era mayor al inicio de la guerra.

"Ucrania ha causado una hemorragia en el mercado, pero estaba tapado", agregó.

El vicepresidente del Comité de Organizaciones Cooperativas y Agrarias Europeas (COPA-COGECA), Pedro Gallardo, dijo a Efe que el conflicto ha agravado la subida del precio de las materias primas y de la energía que ya existía, por lo que al agricultor "no le vienen las cuentas". afuera".

PREVISIONES DE NUEVA CAMPAÑA

Las primeras proyecciones para la campaña 2022-2023 de la CIG indican que la producción mundial de cereales caerá un 1% anual hasta los 2.275 millones de toneladas.

Al bloqueo de los puertos ucranianos se suma el "abandono" de las explotaciones de ese país, donde los campesinos se han ido al frente, se ha requisado el diésel para frenar la invasión, las familias están en un búnker y con los celulares apagado, según el responsable del Copa-Cogeca.

En España, las previsiones de cosecha son mejores que a principios de año, debido a las lluvias, pero sin olvidar que el mercado nacional es deficitario; la siembra de girasoles se ha retrasado.

La Unión Europea (UE) ha autorizado la plantación en barbecho, lo que permitirá poner en producción unas 600.000 hectáreas en España.

Gallardo (de la organización Asaja) ha señalado que los agricultores españoles podrán aumentar el cultivo de girasol y maíz, pero no de trigo, porque es tarde para la siembra.

¿HAY SUFICIENTES EXISTENCIAS?

Para los comerciantes españoles, el “fantasma” del abastecimiento ha desaparecido por el momento, pues aunque fracasó al inicio de la invasión, se han encontrado otros proveedores, como Brasil o EE.UU.

España ha necesitado importar entre 20 y 14 millones de toneladas de cereales en campañas normales, lo que contrasta con el autoabastecimiento general de Europa, ya día de hoy se desconoce si habrá oferta suficiente para todos.

En este sentido, los agricultores han pedido a la Comisión Europea que reconsidere las nuevas restricciones ambientales del Green Deal.

En este sentido, el Copa-Cogeca ha apelado al papel de la UE para alimentar al mundo y no vivir en la "burbuja" del abastecimiento interno mientras África u Oriente Medio, naciones dependientes del grano ruso, sufren escasez.

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