La contrarreforma eléctrica no traería nada bueno

Si nos atenemos a sus propios dichos, a Andrés Manuel López Obrador le quedan dos años, 11 meses y 26 días como presidente de México. Son 1.092 días, y menos de la mitad del total de su mandato, pero es tiempo suficiente para que radicalice su agenda de desmantelamiento de lo construido.

La política del gobierno de la 4T ha sido tirar la retroexcavadora sobre lo construido e improvisar una obra negra sobre esas ruinas. El mejor ejemplo es literal y muy visible: destruyó el aeropuerto de Texcoco para reparar la terminal militar de Santa Lucía, que, como veremos, quedará por debajo de cualquier expectativa.

El sector energético ha sido otra de las obsesiones del actual gobierno y el método es el mismo, el presidente López Obrador arrojó la topadora a la reforma energética, tanto en el sector petrolero como en el eléctrico. Solo que inicialmente lo hizo golpeando a las instituciones autónomas que regulaban el sector para apropiarse de ellas y hacer cumplir la única voluntad posible en este gobierno, la suya.

Posteriormente, con decretos y reformas a leyes secundarias, intentó arrasar los pilares de una reforma constitucional, pero no logró tirar la estructura. Entonces ahora quiere volar los pilares y muros de carga de la reforma energética del sexenio pasado para demoler todo un sector con todo e inversiones privadas, nacionales y extranjeras, que ya se han hecho.

Es muy importante que los diputados y senadores que no están abiertamente a las órdenes del Presidente, y que son suficientes para impedir una mayoría calificada de legisladores cumplidores, entiendan que la contrarreforma constitucional en el sector eléctrico que ahora pretende López Obrador sí lo hace. No beneficia al mercado mexicano y solo se alimenta de la idea presidencial de reconstruir un México que ya está en el pasado.

La exposición de motivos del presidente se basa en el falso hecho de que un mercado de precios de la electricidad controlado por una empresa estatal es sostenible en un país que no es autosuficiente en las materias primas necesarias para generar esa electricidad.

Va en la dirección opuesta a una tendencia mundial, que es más que una moda, para favorecer la generación de electricidad a través de formas más limpias como el aire o el sol. Incluso elevado al nivel de urgencia global ante los efectos más que evidentes del cambio climático.

Además de ser una contrarreforma que va en sentido contrario a los acuerdos comerciales que México ha suscrito. Sobre todo, con Estados Unidos, país del que dependen casi el 90% de las exportaciones.

Vamos, para no seguir entre las ramas, el primero que debe tomar conciencia del daño que le pueden causar al país revertir una reforma que ellos mismos impulsaron es el PRI.

Se conoce el “método de negociación” de la 4T, de la mano de la UIF y la FGR, pero el daño que la contrarreforma eléctrica puede infligir al país, y luego la supuesta reforma electoral, puede llegar a varias generaciones.

No hay razones coherentes, bien estudiadas y con buenas perspectivas para esta contrarreforma eléctrica que ahora está en manos de los partidos de oposición. Ojalá puedan verlo, todo y a tiempo.

Contra el sector energético

Instituciones

En un principio, las instituciones autónomas que regulaban el sector energético fueron golpeadas para hacer cumplir la voluntad del presidente.

Decretos

Posteriormente, con decretos y reformas a leyes secundarias, intentó arrasar los pilares de una reforma constitucional, pero no logró tirar la estructura.

Pilares

Ahora quiere volar los pilares y muros de carga de la reforma energética de la pasada administración para derrocar a todo un sector.

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