El banco malo aflora un patrimonio negativo de 10.500 millones en 2020
La historia de Sareb, conocida como el banco malo, sigue generando malas noticias. En la crisis de 2012, para no reconocer el agujero real de las cajas de ahorros, adquirió activos inmobiliarios y préstamos a un precio tan inflado y poco realista que ha lastrado su futuro. La Comisión Europea calculó que el recargo fue de 19.000 millones, rubro que consideró ayuda estatal. Al 31 de diciembre de 2020, el valor de mercado de la cartera de la Sociedad para la Gestión de Activos por Reestructuración Bancaria (Sareb) era de unos 21.000 millones a pesar de que pagó por ella alrededor de 31.000 millones, por lo que ha tenido que reconocer un patrimonio neto negativo de 10.529 millones. Un año antes, este rubro fue de 7.741 millones, lo que representa un aumento del 40%.
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Estos casi 10.000 millones son los que el Ministerio de Hacienda reconoció este año como un incremento del déficit después de que Eurostat obligara al Estado a asumir la situación de Sareb, ya que su deuda contaba con aval público. Precisamente por eso la deuda pública se ha incrementado en los 35.000 millones que aún garantiza el Estado. Esta situación generó críticas contra el Gobierno de Rajoy que diseñó el organismo. Sin embargo, uno de sus directivos más directos, Luis de Guindos, actual vicepresidente del BCE, siempre ha mantenido que Sareb ha sido positiva y necesaria.
No hay problema con la equidad negativa
En el reciente informe anual de la Sareb, se recuerda que en marzo de 2020 un real decreto determinó que esta firma no tendría que aplicar determinados artículos de la Ley de Sociedades de Capital que le permiten continuar sin tener fondos propios positivos.
Este paso, que la compañía considera “clave de futuro”, ha llegado poco antes de que ocurrieran estas circunstancias. Sareb admite que "con el cierre de cuentas en 2021, después de haber absorbido la deuda subordinada pendiente hoy de convertir, la compañía entrará previsiblemente en el escenario patrimonial negativo". Hasta 2020, sus fondos propios ascendían a 587 millones frente a los 4.800 millones que tenía en su nacimiento.
Cuando tenga un patrimonio negativo, Sareb será una empresa pública al 100% y los bancos perderán oficialmente toda su inversión, que ya han provisionado por adelantado debido a este previsible desenlace. Las entidades que más han perdido por tener más capital son Santander, con el 22% de las acciones, CaixaBank (12,2%), Sabadell (6,6%) y Kutxabank (2,53%). ).
El decreto coincidió con la llegada de un nuevo presidente y consejero delegado, Javier García del Río, que ha aplicado una nueva estrategia en la firma. Según fuentes de Sareb, toda la cartera se ha dividido en tres bloques: activos revalorizables en el tiempo, que se mantienen; aquellos sin posibles plusvalías, que se ponen a la venta; y aquellas que requieran inversiones adicionales para incrementar su valor, como promociones, en las que se invierten cantidades importantes. Aparte de esta distribución, la empresa cuenta con la vivienda social que se prepara para seguir entregando a las administraciones públicas.
Pagar deudas, no buscar beneficios
“Esta situación es relevante, ya que permite a la empresa orientar la actividad hacia la optimización del valor de la cartera en lugar de optimizar el resultado contable, sin perder de vista su objetivo de cumplir con el pago de la deuda”, dice Sareb.
La entidad está aumentando las ventas y, hasta el primer semestre de 2021, ha facturado un 26% más que en 2019, tras un 2020 atípico por el colapso del mercado por la pandemia. Sin embargo, hay que recordar que el incremento de ventas de Sareb supondrá elevar su agujero contable para este año respecto a 2020, aunque se desconoce en qué porcentaje.
Por otro lado, Sareb ha decidido procesar todos los préstamos morosos que adquirió para mantener las garantías inmobiliarias. Lo que se busca, según la empresa, es trabajar en los pisos o promociones para ver los que tienen salida, asumiendo que los deudores que no han pagado hasta ahora ya no lo harán. Cuando comenzó la empresa, el 80% de los activos eran préstamos y el resto eran activos inmobiliarios tóxicos. Ahora se distribuyen al 50%, lo que consideran más equilibrado.
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