Camisas, chocolates, jugos, cigarrillos... El bulevar de un barrio pobre de Caracas está repleto de comerciantes informales que ofrecen todo tipo de productos en dólares en una Venezuela en crisis. Es una especie de juego diario, entre la poca venta y el "soborno" de policías.
Sentado en un banco de hierro está Eduard Delgado, de 20 años, con una nevera portátil en la que guarda jugos que intentará vender durante el día.