Renfe pierde casi 500 millones en 2020, en el peor ejercicio de su historia

Renfe sufrió en 2020 el peor ejercicio de su historia con unas pérdidas operativas récord de 479 millones de euros, frente a los 107 millones de euros que ganó en 2019, y un desplome del número de viajeros, que se redujeron a la mitad (-47,8%), por efecto de las restricciones de movilidad a consecuencia de la pandemia del coronavirus. Solo el AVE perdió 14 millones de viajeros el año pasado. Los ingresos se contrajeron un 30%, pero la disminución hubiera sido aún mayor de no ser porque la aportación del Estado aumentó en un 20%.

El consejo de administración de Renfe ya tiene encima de la mesa las cuentas de 2020, en el que el grupo de la operadora pública registró unas pérdidas operativas récord de 479 millones de euros, muy por encima de las esperadas. Aunque se trata de cuentas provisionales y antes de impuestos, el resultado neto no diferirá mucho de esa cantidad, según fuentes del sector, con lo que se aventuran unas pérdidas récord desde que en 2005, la compañía se desgajó en dos, centrándose en el transporte de viajeros y cediendo al Adif la gestión de las vías y las estaciones.

El número de viajeros transportados por Renfe en 2020 fue de 266 millones, un 47,8% menos, aunque los pasajeros transportados por los servicios comerciales (AVE y Larga Distancia), los únicos que no están subvencionados por el Estado, registraron un descenso del 63% hasta los 12,46 millones de viajeros. Solo el AVE perdió el año pasado 14 millones de viajeros, y apenas transportó 7,8 millones. En los servicios calificados como obligación de servicio público (Cercanías y regionales), la caída en el número de viajeros frente a 2019 fue del 46,7% hasta los 253,8 millones.

Los ingresos del Grupo Renfe alcanzaron en 2020 los 2.834 millones de euros, un 30,1% por debajo del año anterior, aunque hay que tener en cuenta que la aportación del Estado creció un 20,2% hasta los 1.447 millones de euros. De no ser por este incremento de la inyección de dinero público, los ingresos también habrían caído más de un 50%. De hecho, la facturación comercial (venta de billetes) cayó un 56,4% hasta los 1.094 millones por la pandemia.

Los gastos de explotación suman 2.890 millones de euros, un 19,2% por debajo de 2019, reflejando el menor pago por canones, que suponen casi un tercio del total, aunque los gastos de personal se mantuvieron prácticamente invariables porque, a pesar de la pandemia, y el recorte de frecuencias, Renfe decidió no aplicar ningún expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), como hicieron masivamente las aerolíneas o las compañías de transporte por carretera.

Las cifras, aunque provisionales, contrastan con las últimas declaraciones del presidente de Renfe, Isaías Táboas, en las que señaló que Renfe cerraría el año con unos números rojos de 200 millones de euros. La explicación puede ser un apunte contable por la permuta de unos terrenos en los antiguos talleres de Valladolid que le permitirían a la empresa pública apuntarse una plusvalía extraordinaria superior a los 100 millones de euros, según publicó El Economista. Aún así, las pérdidas serían históricas y muy superiores a la previsión oficial.

Renfe Viajeros es la que más pérdidas registró, con unos números rojos de 439,5 millones, frente a las ganancias de 126 millones en 2019. La única sociedad en positivo fue la de Alquiler de equipos que ganó 2,98 millones de euros, mientras que la de Mantenimiento perdió 34 millones.

Renfe Mercancías multiplicó sus pérdidas operativas por diez hasta los 44,5 millones (-3,7 millones en 2019). Esa unidad sigue sin levantar cabeza, y los sucesivos planes para dinamizarla con la búsqueda de un socio logístico o industrial privado han resultado un fiasco. En 2020, volvió a ceder terreno frente a otros medios de transporte, y sumó 14,3 millones de toneladas transportadas, un 16,1% inferiores a las del ejercicio anterior.

El hándicap de Avlo frente a la covid-19

Renfe confía en recuperar viajeros y rentabilidad en 2021 pero no le va a ser fácil. A los efectos de la pandemia, cuyo final no se avista en el horizonte cercano por la dificultad de que se cumplan los planes de vacunación masiva para antes del verano que anunciaron la UE y el Gobierno español, se suma el inicio de la competencia a la que tendrá que enfrentarse por primera vez la compañía pública.

Ouigo, el servicio de alta velocidad de bajo coste de la francesa SNCF, comenzará a operar la línea Madrid-Barcelona desde el próximo 10 de mayo, a un precio a partir de 9 euros por trayecto. Ante la ofensiva comercial, Renfe no ha tenido más remedio que reactivar el lanzamiento de Avlo, su propio AVE low cost cuyo estreno en abril de 2020 fue suspendido por la pandemia, y que ahora arrancará el próximo 23 de junio.

Con tarifas de entre 9 y 44 euros (al margen de las promociones), será muy difícil que Renfe gane dinero con el Avlo salvo que los trenes vayan prácticamente llenos, una circunstancia que se antoja ardua si persisten las restricciones de movilidad decretadas por las distintas autoridades para frenar los contagios.

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