Dependencia irresponsable

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Es ingenuo pensar que México pudiese tener influencia a favor de la reforma inmigratoria que quiere impulsar Joe Biden, esos son asuntos internos y tomarán su tiempo.

Hay temas que no van a cambiar, no importa quienes estén en los respectivos gobiernos, se tendrán que atender la migración ilegal, el tráfico humano y de armas o el trasiego de drogas.

Adecir de los especialistas la recuperación económica de México está atada al desempeño de Estados Unidos. Que el rebote sea del 3, 4 ó 5% depende de lo que suceda con el vecino. La apuesta está en el tratado de libre comercio, las exportaciones y las remesas.

¿Y el mercado interno?

Con las graves consecuencias del 2020 una caída del consumo que podría andar en el 13%, 700,000 empleos formales perdidos y por lo menos 1 millón de empresas que cerraron sus puertas, la lenta pero consistente salida de capitales; pero, sobre todo con el desánimo de los inversionistas internos y externos.

El presidente López Obrador ya lo dijo, que quiebre quien tenga que quebrar, porque no habrá programa de rescate ni para empresas ni para los trabajadores.

Ahora bien, si la apuesta está atada al futuro de Estados Unidos, uno esperaría acciones concretas, pero no, a juzgar por lo sucedido en la conversación telefónica entre los mandatarios, lo más importante fue que Biden quiere canalizar 4,000 millones de dólares a los países del Triángulo Norte, cosa que ya había expresado. Ninguno de los dos habló de una reunión, como sí lo acordó Biden con Justin Trudeau.

Es imposible saber a qué está jugando López Obrador con el nuevo gobierno de Estados Unidos, después de la entrega incondicional a Donald Trump, han venido la tardanza en la felicitación tras las elecciones, el innecesario choque con la DEA, ninguna expresión de apoyo tras la insurrección del 6 de enero.

Las exportaciones seguirán su paso y rumbo, como se vio en la última mitad del año, ya existen los canales suficientes y adecuados; es en otras áreas donde es indispensable el trabajo bilateral.

Vamos por lo más importante, los migrantes. Es ingenuo pensar que México pudiese tener influencia a favor de la reforma inmigratoria que quiere impulsar Joe Biden, esos son asuntos internos y tomarán su tiempo. Lo que sí sabemos es que en Estados Unidos hay una gran necesidad de recursos humanos para la construcción, la agricultura, los servicios, en áreas específicas como clínicas y hospitales, maestros de español, apoyo a los padres trabajadores y más.

Ante la caída en el empleo en México ésta es una alternativa viable y atractiva para las dos partes, de hecho, no es nueva, los programas de trabajadores temporales existen desde hace mucho tiempo, pero se lograría mucho más si se diseña un proyecto con los gobiernos para promover las contrataciones y al mismo tiempo sentar las bases para que a su regreso los mexicanos tengan nuevas habilidades e incluso recursos para emprender.

Por otro lado, hay una gran cantidad de paisanos que tienen ganas de regresar, tienen ahorros y capacidades para crear nuevos negocios, pero no hay estímulos.

Hay temas que no van a cambiar, no importa quienes estén en los respectivos gobiernos, se tendrán que atender la migración ilegal, el tráfico humano y de armas o el trasiego de drogas.

Lo importante sería salirse del área de confort, al final somos primero o segundo socio comercial, aprender de lo que han hecho otros países como los asiáticos que han desarrollado miles de recursos humanos en las universidades estadounidenses. Las oportunidades son. Ilimitadas, a condición de que se establezca una relación ganar-ganar.

Lamentablemente la situación es tensa e incómoda, hay demócratas en el gobierno y en las cámaras que están ofendidos.

Estados Unidos tendrá gran influencia en la recuperación, pero no se puede ni siquiera pensar, que otros harán lo que le toca a México.

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